30/May/2016
En el marco de la Semana de la Educación Artística el pasado jueves 26 de mayo se realizaron en el Parque Cultural de Valparaíso dos presentaciones dirigidas a las y los estudiantes del Liceo Pedro Montt. La primera de ellas fue “Mistral”, a cargo de los Maestros de las Cosquillas…
En el marco de la Semana de la Educación Artística el pasado jueves 26 de mayo se realizaron en el Parque Cultural de Valparaíso dos presentaciones dirigidas a las y los estudiantes del Liceo Pedro Montt. La primera de ellas fue “Mistral”, a cargo de los Maestros de las Cosquillas y luego “Limítrofe: La pastora del Sol”, a cargo de la Compañía Limitada.
Ambas creaciones artísticas tienen como protagonistas a mujeres del norte de Chile: Lucila Godoy Alcayaga/Gabriela Mistral nacida en Vicuña, y Gabriela Blas Blas/La pastora nacida en Alcérreca, muy cerca de Arica. Con historias de vida diferentes, el tardío reconocimiento social y la misoginia vivida en Chile por la poeta, y la violencia de Estado sufrida por Gabriela/La Pastora tras la desaparición de su hijo en el desierto, tienen una causa común en un Chile donde no se aceptan otras palabras a las ya escritas, otras formas de amar, otras formas de sentir el mundo. Son las leyes inmutables, anacrónicas, los roles de género, las dobles opresiones: por ser mujer y lesbiana, por ser mujer e indígena. Son las triples opresiones por ser pobres.
GABRIELA MISTRAL:
A través del humor, del lenguaje clown, de recursos sonoros y objetos, las y los payasos de la compañía “Los Maestros de las Cosquillas” nos muestran la vida de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, un recorrido por su infancia en la ciudad de Vicuña, un retrato de la relación de sus padres. Las primeras mudanzas junto a su madre y cómo convivía al interior de la escuela junto a sus compañeras y compañeros. Una historia clara, lúdica, donde la risa se vuelve protagonista, conjugado de manera caótica con hacer visible sus poemas, pero también su lucha como feminista, subestimada e invisibilizada por los círculos de poder masculinos de los espacios literarios, pero también del Estado de Chile y sus gobiernos. Algunas gotas de ironía también para representar haber recibido primero el reconocimiento institucional en el extranjero a través del Premio Nobel de Literatura, y años más tarde el Premio Nacional. La confirmación de un país y de un Estado misógino, que incluso en estos días intenta arrebatarle el contenido político a su obra, atribuyéndole a la poeta sólo un tono suave maternal, alejado de la fortaleza de una mujer que vivió y sintió como poeta, como lesbiana, como feminista.
GABRIELA BLAS BLAS: La pastora del Sol
A través de un montaje sencillo, la compañía de teatro Limitada trae a la memoria este hecho ocurrido el año 2007, y nos invita a reflexionar sobre la violencia del Estado chileno hacia los pueblos originarios, la inoperancia de las instituciones públicas: Carabineros, Tribunales de Justicia y Centros de Menores. Además de dejar al descubierto conflictos sociales como la feminización de la pobreza y la explotación laboral de zonas aisladas de los centros urbanos de poder.
Gabriela del Carmen Blas Blas nació el 2 de febrero de 1983 en Fondo Huaylas, o de Huaylillas, diez kilómetros al norponiente de Alcérreca. Alcérreca es un caserío ubicado a 197 kilómetros de Arica y fue conocida a nivel mediático luego de ser condenada por extraviar a su hijo Domingo Eloy con resultado de muerte. La pastora aymara cuidaba llamos en el altiplano cuando dos de ellos se perdieron. Su hijo, de tres años quedó solo envuelto en su aguayo mientras Gabriela salía a buscarlos. El cuerpo de Domingo Eloy apareció en julio de 2008, siendo ella misma quien denunció la desaparición, sin embargo fue detenida y responsabilizada por la muerte.
La pastora pasó tres años en prisión preventiva y condenada a 10 años en un juicio que luego fue anulado. En el segundo proceso la pena se elevó a 12 años. Un hecho real, crudo, para no olvidar, que es resultado de una investigación y un puesta en escena que resignifica lo limítrofe/las perisferias/los ghettos sociales, esos que nos alejan, nos distancian, nos enemistan y nos hacen creer que somos menos hermanos/hermanas de lo que realmente somos.