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Segunda Sesión de Cocina Porteña

22/Abr/2012

El jueves 18 de abril tuvo lugar la Segunda Sesión de Cocina Porteña, a cargo de Ursula Franco, chef del restaurant Amaya. En la presentación del acto, le correspondió al director del PCdV, Justo Pastor Mellado, precisar los términos de esta iniciativa que combina una acción culinaria específica con una…

El jueves 18 de abril tuvo lugar la Segunda Sesión de Cocina Porteña, a cargo de Ursula Franco, chef del restaurant Amaya. En la presentación del acto, le correspondió al director del PCdV, Justo Pastor Mellado, precisar los términos de esta iniciativa que combina una acción culinaria específica con una ambientación de arte contemporáneo, en el marco de SENTIMENTAL.

No se trata de acoger, entonces, a un grupo de invitados para que vengan a almorzar al Parque.

En primer lugar, los chefs invitados vienen a realizar una acción estética en otro contexto que sus restaurantes. Ellos han aceptado ser objeto de un forzamiento, seguido de un desplazamiento de función.

En segundo lugar, es el Parque quien invita a un grupo de agentes de la ciudad, para promover una cercanía que no se obtendría de otro modo, en otro lugar, en otra condición, en torno a la comensalidad propuesta como figura de hospitalidad del PCdV. Esto es lo que ha definido la selección de los invitados. Es en este tramo de relaciones que el equipo de dirección trabaja, estableciendo condiciones de interlocución con actores diversos de la vida cultural de la ciudad.

En tercer lugar, lo que el equipo instala como necesidad es la definición de un concepto de cocina porteña, que será clave para determinar los términos de referencia para la habilitación del espacio de restaurant, en el propio PCdV.

En cuarto lugar, las sesiones de cocina porteña están pensadas como un enunciado institucional del Parque, en torno a las condiciones de producción de objetos culturales. Lo anterior, no es un protocolo de intenciones sino la realización de acciones programadas que se han venido ejecutando, articuladas con otras iniciativas, para dar a entender el PCdV como un promotor de formas de existencia y de acción dentro de un marco real existente.

En este sentido, las sesiones de cocina porteña configuran un régimen de encuentro, produciendo una forma de acción estética que toma como punto de partida la intersubjetividad (montaje de lo próximo) y que tiene como tema central el “estar juntos”.