Nuevamente sus pares han nominado al joven fotógrafo Cristóbal Traslaviña a los premios Altazor, esta vez por su muestra de 2012 montada en el Museo de Arte Contemporáneo sede Quinta Normal, llamada Resiliencia.

Ya en el 2011, Traslaviña había estado nominado por su obra “¿Como documentar el mundo sin renunciar a asumir una posición la mía propia en este mundo?” que, si bien no obtuvo el primer premio, lo puso en circulación con lo más granado de las artes visuales en el país.

Con ese antecedente llega a trabajar al Parque Cultural de Valparaíso para imprimirle su particular estilo a las imágenes que este gran espacio generaba y que, con la mirada de autor de Traslaviña, relevar a través de la fotografía las prácticas que acá se realizan.

El ojo de Cristóbal Traslaviña se puede apreciar en los cientos de registros que ha efectuado para el Parque, en donde abunda la imagen en blanco y negro y los exquisitos ángulos que sólo este fotógrafo ha logrado realizar.

La ceremonia de premiación de esta gran fiesta de artes nacionales se desarrollará el próximo miércoles 8 de mayo en dependencias del Centro Cultural Gabriela Mistral de la capital.

Cristóbal Traslaviña

Nace en Santiago de Chile (1982) egresado de Fotografía Profesional en la Escuela de Arte y Comunicación (ARCOS) ha ganado varios premios y becas y ha expuesto individual y colectivamente en Chile y en el extranjero (USA, España, Argentina, Rusia y Uruguay, entre otros países). Ha sido publicado en varias revistas especializadas chilenas y extranjeras. En 2013 viajará a hacer una residencia y también a exponer individualmente en The luggage store gallery en San Francisco, USA y París, Francia.

Resiliencia

La muestra de Cristóbal Traslaviña que montó en octubre de 2012 se compone de 24 fotografías que recogen el trabajo de más de un año del autor en un recorrido entre Santiago y Valparaíso, en el cual se introdujo en un realidad extrema de territorios vulnerables, con personajes que viven al límite. Traslaviña hurga con su lente moteles, bares y en general lugares decadentes, captando esos personajes y su entorno. “Se trata de gente que vive en los extremos, que no tiene nada que perder: swingers, punks, narcos, borrachos, etc. Siempre me he sentido muy cercano, muy identificado con ellos, ya que dan el todo por la supervivencia, lo que me hace admirarlos. Me parece que son imágenes de genuina humildad, que narran una historia que comprendemos porque de alguna manera también la hemos vivido”, señala el autor.

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