2/Oct/2012
El viernes 5 de octubre tendrá lugar una sesión especial del seminario de arte contemporáneo que dicta Justo Pastor Mellado. Se trata del visionamiento del film de Claude Lanzmann, Shoah. La entrada es liberada. Se podrá asistir en cualquier momento de la proyección. De todos modos, la película estará corriendo…
El viernes 5 de octubre tendrá lugar una sesión especial del seminario de arte contemporáneo que dicta Justo Pastor Mellado. Se trata del visionamiento del film de Claude Lanzmann, Shoah. La entrada es liberada. Se podrá asistir en cualquier momento de la proyección. De todos modos, la película estará corriendo durante las nueves horas que dura el documental.
“Shoah” en hebreo significa “catástrofe”. Mejor dicho, la gran catástrofe. Esta palabra es empleada por el realizador francés Claude Lanzmann, para titular un film documental de historia oral, estrenada en 1985. Filmado a lo largo de diez años en diferentes continentes, reúne testimonios, en primera persona, de víctimas, testigos y verdugos del exterminio de las comunidades judías durante la Segunda Guerra Mundial.
Es importante destacar la singularidad del filme, que no contiene imágenes de archivo ni banda musical. El conjunto de la obra se estructura a partir de entrevistas individuales o colectivas, realizadas en tiempo presente, registradas en los más variados escenarios, incluyendo los lugares donde ocurrieron los hechos tal y como se conservan en el momento de la grabación. El hecho de que no haya voz en off, salvo brevísimas intervenciones, recalca que el filme fue pensado siguiendo los planteamientos de la historia oral.
En una entrevista, el propio Claude Lanzmann reivindica el hecho de no trabajar con imágenes de archivo, sino con la palabra de los testigos. Testigo, en la doble acepción de la palabra latina superstes, que superpone testigo y sobreviviente. Es decir, un sobreviviente es un testigo. Y el testigo deviene, también, un sobreviviente. Como el mismo Lanzmann sostiene, si Auschwitz o Treblinka son “no-lugares de memoria”, entonces los testigos aquí importan, porque ellos son los únicos lugares de memoria. Los testigos son el lugar de lo impensable; por eso importa que hablen.